miércoles, 14 de enero de 2009

Los fantasmas de la Cruz Roja

La antigua sede de la Cruz Roja en Granada, España lleva siendo desde hace tiempo escenario de todo tipo de fenomenos extraños. Apariciones fantasmales, psicofonias, voces inexplicables...
A veces se da un contraste interesante. Edificios que de dia parecen absolutamente normales. Que incluso muestran una actividad frenética pero que cuando las sombras comienzan a cernirse sobre la ciudad y la gente empieza a abandonar las calles, todo cambia.
Esto es lo que al parecer sucede en la actual sede de la Cruz Roja de Granada, sita en un enclave que se ha caracterizado por albergar sucesos tragicos y extraños a lo largo de toda su historia.

Lo saben bien los vecinos del barrio, en especial, los niños. Entre los muchachos de la zona, el edificio ha tenido tradicionalmente fama de ser una casa encantada. Eran habituales las apuestas entre los chavales que acudian al lugar a ver fantasmas y, segun muchos, los veian. Si no fantasmas, al menos cosas extrañas, como luces inexplicables en las ventanas del edificio entonces desocupado. Los mas afortunados llegaron a ver lo que definen como un aura con forma levemente humana. Ante semejante aparicion lo normal era que salieran corriendo.

Este edificio era una fabrica de telas en los años cuarenta del siglo pasado; ya entonces de decia que ocurrian hechos insolitos y que en ella habitaba un espectro que vagaba por el jardin. Cuando la fabrica cerro, los mayores prohibian a los niños jugar en aquel lugar y les advertian de no entrar, sobre todo, en el desvan. El edificio ha tenido multiples usos a lo largo de su historia: hospital, establecimiento militar y, finalmente, sede de Cruz Roja.

Sin embargo, con el paso del tiempo la fenomenologia extraña fue remitiendo hasta desaparecer. Un voluntario de Cruz Roja murio en accidente a finales de los 80 y sus compañeros decidieron recurrir a la guija para ponerse en contacto con su espiritu. A partir de ese desafortunado momento comenzaron a ocurrir toda suerte de de hechos anormales: golpes, ruidos en la noche, taquillas y muebles que se mueven, incluso un sonido como si alguien estuviera apedreando las ventanas... Se escuchaba el sonido de los cristales quebrandose, incluso el ruido de la piedra rebotando en el suelo, pero cuando los voluntarios acudian a comprobar lo sucedido, se encontraban con que todas las ventanas estaban intactas.
Esto les llevo a aumentar el numero de improvisadas sesiones de espiritismo, lo que provocaba que los fenomenos crecieran en intensidad y frecuencia.

La fenomenologia comenzo a extenderse a otras zonas de las dependencias, como los almacenes. Alli ocurrio mas de una vez que una vez ordenado e inventariado todo el material, se escuchaba un estruendo y los voluntarios se encontraban desparramado por el suelo todo lo que antes habia sido dejado en perfecto orden.

Un dia, uno de los voluntarios se encontro con un hombre mayor y vestido con traje militar, aunque sin ninguna insignia ni identificacion, que pidio visitar el centro porque habia sido un antiguo mando del lugar y le gustaria rememorar aquellos dias asi como comprobar los cambios que se habian introducido en el edificio. Tambien le pregunto por un tal capitan Martinez. El voluntario respondio que hacia años que no trabajaba alli, pero que en el archivo podrian estar sus señas. Ambos se dirigieron al archivo, pero solo uno de ellos llego ya que por el camino el visitante se esfumo en el aire como por arte de magia. AL principio el voluntario Sevilla no le dio mayor importancia al incidente, hasta que, tiempo despues, vio en la sala de juntas un retrato que coincidia con él. Se trataba del comandante Ballesteros, que ya llevaba tiempo fallecido. Al parecer, el fallecido Ballesteros se convirtio en asiduo del lugar y fueron muchos los que lo vieron.

Desde la direccion de la Cruz Roja en Granada se ordeno a trabajadores y voluntarios un tajante silencio sobre el tema.

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